viernes, 6 de junio de 2014

RECORDANDO A MI PADRE EN SU ONOMÁSTICO

SEMBLANZA DE DON NOLBERTO UNYÉN PELÁEZ Por: Dr. Víctor Nolberto Unyén Velezmoro Nació en Chimbote el 6 de junio de 1 916, en aquella caleta nostálgica de recuerdos por su simpar belleza admirada por propios y por extraños; de aguas límpidas color azul de cielo que morían brumosas sobre una alfombra de arena dorada por el sol, que exhibía el muelle de fierro y madera, desde el que se divisaban los bufeos o delfines, bordeada por las islas Blanca y Ferrol; la bocana y el cerro negro, hoy de la Paz. Sus padres, el ciudadano chino, natural de Cantón, Ricardo Unyén Chang, empresario vinculado al comercio y la agricultura a inicios del siglo XX, como se puede leer en el libro “Tierra de promisión, Chimbote”, editado por Don Enrique Tovar el año 1924; y la dama chimbotera, Teresa Peláez Rodríguez; nieto de doña Victoria Calderón, la primera matrona de Chimbote. Casado con la dama, Victoria Velezmoro Alva de Unyén, natural de Cascas, que llegó muy joven, casi una niña a este mágico puerto de ensueños, donde ejerció como profesora de Artesanía y Cerámica de los Talleres Experimentales de Formación Artística (TEFA) del Instituto Nacional de Cultura de Chimbote, a ávidas alumnas sedientas de conocimiento y superación; becada para seguir estudios en la escuela de Bellas Artes en Lima, presidenta de la Hermandad del Señor de los Milagros, en cuya gestión adquirieron el terreno y edificaron el local de la Parroquia del Señor de los Milagros en la Av. Buenos Aires del AA.HH. El Progreso; vinculada a diversas instituciones culturales y sociales de nuestro puerto; con la que tuvo seis hijos: Víctor Nolberto, Jesús Ernesto, Teresa Hilaria, Gladys Victoria, Luis Alberto y Jorge Luis Unyén Velezmoro. Nolberto Unyén Peláez estudió en el Centro Escolar Nº 313, con el famoso Director David Ochoa. La trayectoria de su vida debo analizarla desde cuatro aspectos: 1. Como tronco de respetable familia: Ejemplar padre de familia, con Doña Victoria Velezmoro Alva, formaron un hogar sólido, basado en el amor, trabajo y honestidad, inculcando a sus hijos esos dones como herencia, haciéndolos profesionales identificados con el progreso de nuestra ciudad. Recuerdo cuando niño, mi padre se encontraba tras el mostrador de la tienda de abarrotes que teníamos en la sexta cuadra del Jr. Francisco Pizarro, junto a la ex Escuela “Montessori” del normalista Lucio Pereyra Espinal; de pronto vio a mi hermanita Teresa, de unos cuatro años de edad, cruzando la pista en instantes que un viejo carro cisterna “aguador”, de esos a manivela que existían antaño, lentamente se acercaba para atropellarla; asombrado vi a mi padre dar un salto felino sobre el mostrador, cruzar raudo la calle, tomar entre los brazos a mi hermana llegando a la acera opuesta salvándola de una muerte segura. 2. Como trabajador en la Agencia “Nicolás A. Garatea”: Demostró responsabilidad, ganándose el aprecio de sus compañeros de trabajo; siendo su padrino de matrimonio uno de los dueños, don Luis Salazar Romero, ex alcalde de Chimbote, hermano del Dr. Carlos Salazar Romero, fundador del Colegio Particular “San Pedro”. Mi memoria guarda otra anécdota de mi Señor Padre, era un día domingo de carnavales a fines de la década del sesenta, el jirón José Balta era una sola calle que se extendía desde el Jirón José Olaya hasta la Av. Bolognesi; era mediodía cuando empezó a sonar la alarma de la Compañía de Bomberos, el incendio era en la Agencia “Nicolás A. Garatea”, que se ubicaba frente a la Plaza “28 de Julio”, hoy “Grau”, donde se levanta actualmente la Plaza “VEA”; el peligro era grande, pues allí se almacenaban en enormes tanques con gasolina, petróleo, kerosene; el pánico cundió entre la gente que corrió despavorida hacia el campo de aterrizaje, hoy Urbanización “21 de Abril” Zona “A”; mi Padre, sin dudar un instante, dijo. ¡Yo tengo las llaves!, y empezó a correr en sentido contrario a los demás, con dirección a la Av. Francisco Bolognesi, ante el temor de la familia; con su presencia se logró abrir las puertas, utilizar los extinguidores y combatir el fuego, salvándose Chimbote de un incendio de grandes proporciones. 3. Como Industrial: Supo transformar su bien surtida tienda de abarrotes del Jr. Fco. Pizarro, en la afamada Fábrica de Muebles “Victoria”, y abrir una sala de exhibiciones en la Av. José Pardo, junto al local institucional de la Asociación “Wha Yoi”, en la década del sesenta del siglo pasado; aún hoy me encuentro con algunos de sus clientes, que me recuerdan aquellos famosos muebles de cedro, que hasta hora los conservan como si fueran nuevos. 4. Como deportista: Voy a transcribir el artículo publicado por el periodista Humberto Luna Montes, en la revista “El Pescador”, Año I, Diciembre – Enero, 1974, con el titular: “Antecesor de Vides Mosquera. Nolberto Unyén Peláez Extraordinario jugador chimbotano”, que a la letra dice: “Fue un enorme jugador de fútbol a pesar de su pequeña estatura. Uno de los más ilustres futbolistas que ha tenido Chimbote, que supo grabar su nombre con letras de molde que brillan con luz propia”, en 1934 con sus compañeros de estudios forman el equipo “Bellavista”; el año 1937 defiende los colores del glorioso “Deportivo Juventud” con Ismael Ramírez, José Abanto, Nicanor Becerra, Carlos Linares, Daniel Maldonado, Gilberto Lock, Manzueto Honores, Víctor Romero, Ceferino Acero, Sebastián Chemache, etc.; en 1941 lo vemos vistiendo los colores de uno de los más poderosos equipos de Chimbote “Club Independiente” hasta el año 1945, con los famosos jugadores: Honorio y Raúl Gozzer. Julio “Peruca” Sandoval, Enrique Mendoza, Dionisio Mendoza (Negrazo); que hizo triunfal campaña en Santa, Tambo Real, San Jacinto, Moro, Jimbe, Casma, etc. “Nolberto y un grupo de verdaderos seleccionados, se decidieron ir a jugar a Huaraz a pararle los machos a los “serruchos” en el mismo estadio “Rosaspampa”, que está a más de tres mil metros de altura. Partieron de la estación del ferrocarril en una fría mañana de 1939 y la máquina con su complejo de fierro que traqueteaba, al compás que sus palancas impulsaban las ruedas, superando cuestas, laderas y bajadas, llegaron a Quiroz, de allí pasaron a Cajamala, Tauca, Cabana, Corongo y después de tanta odisea y percances en el camino llegaron a Huaraz, donde jugaron con la selección a la que ganaron en su propio estadio. En 1941 defiende los colores de Ancash, representado por San Jacinto, cuna de fabulosos jugadores como Aldais, Jordán, “Gundo”, “Niño” Justo, Tico Maza, etc. que jugaban en ese equipo; pidió el refuerzo de los extraordinarios jugadores chimbotanos: Nolberto Unyén Peláez, Daniel “Cholo” Maldonado, Carlos Linares y Goyo “Carreta” Alegre, que también lo llamaban “Huambachero”, y fue, no el más bueno, sino que tuvo más suerte, porque llegó a jugar por el Alianza Lima de wing izquierdo. Este cuadro por falta de experiencia perdió en Chiclayo. Nolberto Unyén, jugó al fútbol actividad de su vida que la practicó por más de 15 años, en donde destacó nítidamente como un elemento extraordinario, que sólo una mala suerte o una drástica argolla como la de los orgullosos cracks del Alianza Lima (Adelfo Magallanes, Alejandro Villanueva, Juan Valdivieso, José María Lavalle, etc.), evitó que juegue en Lima, cuando en los entrenamientos despintó a esos famosos jugadores, sin embargo por esa argolla no lo contrataron. Mientras jugaba el fútbol, fue pensando, al margen del deporte, en darle preparación a sus hijos y así lo hizo, como un padre progresista y ejemplar que alienta el futuro de sus hijos”. El reconocido escritor y periodista Teobaldo Arroyo Icochea, le dedicó un artículo el 29 de enero de 1965 en el Diario “El Faro”, un fragmento que incluyo: “Fresco en la memoria de los chimbotanos antiguos están aún, todas esas glorias que en cualquier campo de fútbol, olvidando la dimensión del elenco rival, supo darle Nolberto Unyén, sin pedir a cambio nada, excepto la inconmensurable satisfacción de escuchar una vez más o ver erigirse el nombre de Chimbote, sobre los aires del triunfo … Sus hijos deben sentirse orgullosos cuando vayan por la calle al saber que su padre dio brillo y lustre a la gloria de nuestra tierra que muchos quisieran igualar”. El periodista chimbotano, Alfredo López Aguilar, en el primer número de su revista “Sorpresas”, titulaba “Fútbol sin tongos el que existía en mi tiempo”, comparándolo con la similitud de su estilo con la del genial Vides Mosquera. Nolberto Unyén Peláez no sólo fue futbolista ejemplar, sino atleta completo, como lo demostró al ganar las pruebas clásicas de velocidad: 100 , 200 y 400 metros planos en las Olimpiadas del año 1938. Hoy recordando la fecha de tu natalicio, tu esposa, hijos, nietos, nueras, yerno y demás familiares, estamos seguros que lo estarás festejando en la gloria del Señor. QUE DIOS TE BENDIGA POR SIEMPRE EN LA ETERNIDAD MI AMADO PADRE.

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