miércoles, 29 de octubre de 2014
MI LUCHA CONTRA EL CÁNCER - TESTIMONIO II
MI LUCHA CONTRA EL CÁNCER – TESTIMONIO II
Por: Víctor Nolberto Unyén Velezmoro (*)
El día miércoles 22 de octubre del 2014, a las 4 p.m. me encontraba en la berma central de la avenida Enrique Meiggs de Chimbote, luego de haber cruzado la pista que va hacia el sur, al distrito de Nuevo Chimbote; frente al campo de Miramar, a un pasaje que conduce a la Avenida José Pardo; esperé que pasaran todos los vehículos que venían del sur, de Nuevo Chimbote al centro de Chimbote; al no ver ningún carro a mi derecha intenté cruzar esa parte de la Panamericana, ya había puesto el pie izquierdo en tierra y en momentos que iba a extender la pierna derecha, un criminal del volante a toda velocidad contra el tráfico, en plena Panamericana, me pasó rozando por delante sin siquiera intentar detenerse; fue un colectivo verde oscuro, volví a nacer; los tres últimos números de la placa sumados daban siete. Mi ángel de la guarda estaba conmigo, mi Señor Misericordioso siempre me protege, no me desampara. El jueves 23 de octubre por la noche viajé a Lima para mi cita en el Hospital Rebagliati.
El viaje estaba impregnado de nostalgia, el médico que me iba a atender ya no era mi médico, el de tantas batallas por la recuperación de mi salud iniciada desde mi operación de un carcinoma III en la vejiga, y posterior tratamiento con vacunas BCG el año 2005.
Al Dr. Víctor Luna Martínez, médico urólogo del Hospital Edgardo Rebagliati, yo le tenía fe ciega en su ciencia y en la amistad incondicional brindada; cuando llegaba a su consultorio en consulta lo primero que me preguntaba era como estaba Chimbote, conversábamos de diferentes temas mientras leía detenidamente los resultados de los análisis, feliz me decía ¡Todo está bien! Nos vemos dentro de un año. Trascurrió más de un año y no lo volví a ver jamás, se había marchado silenciosamente a la dimensión de los inmortales para estar junto a nuestro Dios misericordioso y desde allí continuar protegiendo mi salud. MI HOMENAJE PÓSTUMO AL MÉDICO AMIGO. DR. VÍCTOR LUNA MARTÍNEZ: PRESENTE.
TESTIMONIO II
Chimbote es una ciudad bulliciosa y progresista situada al norte de Lima la capital del Perú, que a mediados del siglo XX fue considerado como el Primer Puerto Pesquero del Mundo, por su ingente producción de harina de anchoveta con destino a diferentes países; por la producción de acero a través de la Empresa Siderperú. En la actualidad cuenta hasta con cinco universidades donde los jóvenes chimbotanos se preparan para enfrentar el reto del futuro, cuna de esforzados trabajadores y bellas mujeres, donde se mezcla el trabajo y la capacidad intelectual que la hacen una de las ciudades más importantes del Perú. En este paradigmático puerto nací el veintidós de enero de mil novecientos cuarenta y tres, al que he tratado de dedicarle mi mayor esfuerzo.
Luego de detectado y confirmado el carcinoma III en la vejiga, en el tiempo récord de quince días se completaron todos los análisis y quedé expedito para el viaje a Lima, la capital de la República, sería atendido en el Hospital de Es Salud “Edgardo Rebagliati Martis” uno de los más importantes del país.
En el Hospital III de Es Salud en la Urbanización Laderas del Norte de Chimbote, me entregaron a través del Dr. Beltrán y la Srta. Keyla Torres, la cita médica para el día miércoles treinta y uno de agosto del dos mil cinco, con los pasajes respectivos.
El urólogo Dr. José Carlos Morales me otorgó Licencia con goce de haberes por quince días; de igual forma, el director profesor Roberto Cano, las sub directoras: profesoras Inés Cribillero, mi comadre; Flor Hinostroza, y la secretaria Emperatriz “Techy” Saldaña, de la Institución Educativa “Santa María Reina” de la Urbanización “21 de Abril”, quienes me brindaron todas las facilidades que necesité en esos momentos tan difíciles; como es la tramitación de las licencias respectivas ante la Unidad de Gestión Educativa Local (UGEL Santa) que yo remitía desde Lima; no puedo pasar por alto, el gesto de los Doctores Aniceto Vásquez Pérez, Director General, Carlos Mendoza, Director Académico, de la Universidad César Vallejo de Chimbote, que en un gesto que los enaltece me brindaron todo su apoyo durante mi odisea en Lima. Ni puedo omitir a mis colegas de la asignatura de Ciencias Tecnología y Ambiente (CTA) que siempre estuvieron interesados por la recuperación de mi salud.
En Lima fuimos recepcionados por mis cuñados Lenín y Rolly, siendo trasladados al domicilio de la mamá de mi esposa Dany Noemí Kuzma Alfaro, la Sra. Rosa Andrea; mientras llegaba el día de la cita, mi sobrino Omar, hijo de Lenin, nos invitó a asistir a una Misa de Oración por Sanación del Reverendo Padre Manuel Rodríguez, que en verdad fue bastante estimulante y esperanzador; nos obsequió un libro y un CDI que lo conservamos con mucha devoción.
El miércoles treinta y uno de agosto a las 11.30 a.m. fui atendido en el consultorio treinta y tres de urología, hice entrega de los documentos que traía de Chimbote, el médico los revisó y me citó para el mes de noviembre; al llegar a la casa desanimado la Sra. Andreita se alarmó y casi llorando me dijo ¿Cómo te vas a regresar así? ¡Te han hecho ya una biopsia en Chimbote!, voy a comunicarme con “Coco” que así llaman a mi compadre Lenin, el que logró conseguir una nueva cita con el Dr. Víctor Luna Martínez, Dios me puso en su camino, un gran profesional médico urólogo, humano y del que me siento honrado de haberme convertido en su amigo. Ordenó se me hicieran nuevamente todos los análisis, los que llevé de Chimbote solo la ecografía me sirvió; estos corroboraron el carcinoma III, el diagnóstico de la Dra. Ana Cecilia Casas Del Ben y del Dr. José Carlos Morales, fue exacto.
Por esos días había escrito estos versos:
¡Oh Dios Padre Omnipotente!
Que me comprendes, redimes y sanas.
Te pido perdón por cada culpa acumulada
en el código genético de mi historia.
Desesperado clamo desde tus llagas
¡Milagro! Clemencia para mis penas.
La misericordia de Dios es grande
Para él no hay imposibles ¡Todo lo puede!
Padre retorno a ti en cada rezo
prolongado sin límites de tiempo.
Siento una gran energía que me redime
¡Oh mis pecados! Perdonas y sanas.
Sumiso, he acudido a la ciencia,
pero te he entregado el alma ¡Oh Padre mío!
Te he pedido con todo fervor que cures
mis males del cuerpo y del espíritu.
Guía la mano del gran médico
Que extirpe el cáncer que llevo clavado
cual espina en el alma y se que seré curado
¿Porque Jesús en ti confío!.
Ya internado fui programado para ser operado el jueves quince de setiembre del dos mil cinco, necesitaba dos unidades de sangre, tenía una que la donó Mery Angulo, la otra, el doctor Víctor Luna me garantizó ante el Banco de Sangre del Hospital; el día anterior a la operación – el catorce - cometí un error imperdonable, tomé una aspirina, por lo que el médico ordenó me sacaran sangre e hicieran una prueba de coagulación, la que felizmente arrojó un resultado dentro del rango normal; me salvó que anteriormente había tomado Liquid Chlorophyll, por lo que el Dr. Víctor Luna Martínez ordenó proseguir con la operación.
Esa mañana del quince, Dany Noemí, mi querida esposa, preocupada pero optimista en el piso doce, a las 7 a.m. me vio pasar en la camilla, cuando me trasladaban al quirófano; allí sereno, confiado en Dios y en mi médico, vi ingresar al Dr. Víctor Luna Martínez con su mandil blanco impecable, y a los demás profesionales de la salud que intervendrían, luego el anestesiólogo me adormeció medio cuerpo y empezó la operación quirúrgica en la vejiga. En verdad no sentí dolor alguno hasta que terminada la operación que fue un éxito, me llevaron a la sala de reposo para trasladarme posteriormente a la sala respectiva. Allí estaban mi esposa Dany Noemí y sus hermanos.
El día lunes diecinueve de setiembre, a las 10 a.m. me dieron de alta, salí del Hospital con una sonda para miccionar en una bolsa de plástico, con los medicamentos Spirodix 500 (Cefalexina) para la infección, que tomé cada seis horas y Paracetamol para el dolor; el martes veinte, se me presentó una alergia en el muslo derecho; el miércoles veintiuno, cumpleaños de mi hijo Víctor Bratzo, el dolor empezó a ser más intenso por lo que me recetaron Keteralaco 10 mg., la alergía persistía, el viernes veintitrés, empiezo a tomar N Flox (Norfloxacina 400 mg) por que hice fiebre de 38ºC; el sábado veinticuatro, llamamos de urgencia al celular del doctor Luna que llegó al domicilio de mi suegra en La Molina, era las 11.30 a.m., procedió a sacarme la sonda, quejándose que PADOMI no me hubiera visitado, tenía 40ºC de fiebre, recetó Cinaflox en cápsulas y Paracetamol; al no ceder la fiebre lo volvimos a llamar a las 4 p.m. y recetó Akibiot ampolla, la primera me la colocaron a las 8.15 p.m. con Fenalgina R.; a las 9 p.m. vomité el caldo, tratamiento para cinco días en que debería ceder la infección. La fiebre persistía no bajaba de 38.5ºC, por lo que volvimos a llamar al doctor Víctor Luna Martínez el día miércoles veintiocho, quien se preocupó porque los medicamentos no habían hecho su efecto, presentándose signos de estreñimiento; citándome al Consultorio de Urología para el día treinta a las 10 a.m. logrando internarme de urgencia nuevamente en el piso doce del Hospital “Edgardo Rebagliati Martis”.
Otra vez solo, empezaron a colocarme cada doce horas por vía intravenosa unos medicamentos contenidos en bolsas negras, que llamaban arrastreros, porque según ellos barrían con todos los microbios; pero transcurrían los días y la fiebre no cedía; me acondicionaron un televisor que llevaron de la casa para distraerme; después de una semana volvieron a hacerme análisis de sangre, orina, placas de rayos X, ecografías, pensaban que era producto del cáncer, pero felizmente no encontraron nada anormal. Que angustiante fue para mí cuando el médico que me pasaba el ecógrafo por cada órgano de mi cuerpo, le iba dictando a la secretaria, estómago bien, hígado bien, riñones bien, yo escuchando entre mis plegarias, rezando al todopoderoso que no me encontrara nada malo, imagínense que hubiera oído en ese instante vejiga con …..
A mediados del mes de octubre, se comunican con el departamento de inmunología, el médico especialista me visita, conversa conmigo, me toca el estómago ¡tiene fiebre! y ordena que me quiten todo tipo de medicamentos; luego de casi una semana en la que me controlaban solamente la fiebre, me sacan muestras de sangre y orina para hacer un urocultivo y antibiograma, el que después de varios días el resultado fue que había sido infectado por una PSEUDOMONA hospitalaria, y que el único medicamento que podía salvarme era el Ulipenán. Había que conseguir ese bendito medicamento, creo que tuvieron que importarlo. La pseudomona, me había contagiado en el hospital luego de la operación en sala. Esa temida bacteria, creo que fue la misma que mató a la modelo brasilera, y a tantos otros pacientes en nuestro país; y yo la tenía y no podían combatirla con la medicina existente en ese momento.
Durante ese tiempo de hospitalización estuvo junto a mí permanentemente, mi esposa Dany Noemí que se las ingeniaba para poder introducir frutas u otros alimentos al hospital; llegaba temprano y se iba de noche, comunicándonos por teléfono cada vez que llegaba a la casa quedándome tranquilo luego de oir su voz; me visitaron mis tíos Daniel y Antonia Ascurra, las hermanas Rosa e Hilda Neyra, Nona Linares, Julio y Nimia Cielo, Marina Cabanillas, mis cuñados; debo resaltar el gesto de mi tío Elías Ascurra y su esposa Alex, que me visitaron casi todos los días, llevándome algunos alimentos deliciosos sin sacarosa para ver si así me hacían comer ya que se me había quitado el apetito y cada vez estaba más delgado de lo que ya era; con mis hijos y hermanos la comunicación fue permanente; mi madre continuaba con el tratamiento que hasta hoy sigue; muy estimulante fue escuchar la voz a través del hilo telefónico de un verdadero amigo, hermano, como Percy Roblez Guibovich, que hasta ahora se interesa por mi salud; la de Nicolás Centurión Morillas, directivos de la Casa Nacional del Poeta. José "Pepe" Vargas Rodríguez y Ligia Balarezo Mesones, me visitaron en la casa de Lima. Me informaron que el Reverendo Padre César Vásquez durante la misa dominical oraban por mi salud, entre tantos otros amigos como los hermanos Reyna.
El día diecisiete de octubre, hubo una Junta de médicos que opinaron por extraerme los órganos que conforman mi aparato urinario; esa noche probaron con una ampolla de Ulipenan y por primera vez después de casi veinticinco días internado amanecí sin fiebre.
Cada mañana al despertarme, leía todo lo que tenía a la mano, periódicos, revistas; había empezado a leer la biblia que me obsequió mi amiga Elsa La Torre de Reyna.
El día dieciocho de octubre del dos mil cinco, lo mantengo vivo en mi recuerdo, porque después de más de veinticinco días había amanecido por fin sin fiebre, estuve casi todo el día esperando que me colocaran la segunda ampolla y nada, temprano había tenido buenas noticias, el Dr. Víctor Luna Martínez , como todos los días pasaba a visitarme, esa mañana especial me dijo, Ya no lo operan, estos resultados son los que valen, no han encontrado ningún vestigio del carcinoma en la vejiga; le agradecí al doctor su gesto y a sus manos maravillosas, ya no me extraerían los órganos, había que empezar otro tipo de tratamiento; ese mismo día, mi cuñado Carlos, el popular “Caliche” ascendía a Coronel de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), y mi cuñada Kellyta había ganado la vacante de Notaria abogado en Supe – Barranca; pero yo continuaba nervioso no había cuando llegara la enfermera con la siguiente ampolla, mi esposa quien suele vestir por estas fechas de octubre el hábito del Señor de los Milagros se encomendó a él, y el milagro se obró, pues precisamente a las 6 p.m., coincidentemente con la procesión del Señor de los Milagros, llegó la enfermera con la ampolla de Ulipenán, y a partir de ese momento me empezaron a colocar hasta un total de veinticinco ampollas, primero cada seis y luego cada ocho horas, salvándome una vez más la vida. CONTINUARÁ…
BENDICIONES.
(*) Palmas Magisteriales Grado de Maestro
Director de IFLAC en Perú
Foro Internacional por una Literatura y una Cultura de Paz
Delegado Honorario y Embajador de la Paz de IFLAC en Perú.
Miembro Fundacional “Organización por la Paz Mundial”
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