El viernes 24 de agosto a horas 7.30 p.m. se presentó en el
auditorio del Centro Cultural Centenario, la novela “Vacas rebeldes” del Mg. Freddy Alejandro Loarte Arteaga; presentó
el libro el poeta Ricardo Ayllón Cabrejos, y como comentaristas: el Dr. Víctor
Unyén Velezmoro, y el Lic. Italo Morales, ante una nutrida concurrencia.
VACAS REBELDES DE
ALEJANDRO FREDDY LOARTE ARTEAGA
Por: Dr. Víctor Unyén
Velezmoro
Conocí personalmente a Alejandro
Freddy Loarte Arteaga por el año 1984, cuando ejercía la Dirección del
Instituto Nacional de Cultura – Filial Chimbote; por ese entonces animábamos al
benefactor Sr. Tomás Anticona Blas para que exhibiera su numerosa cerámica o
huacos, entre otras piezas pre incas de la zona; precisamente Freddy Loarte en
representación del INC Chimbote, se ocupó de clasificar y ordenar las piezas e
inaugurar el MUSEO TAB el 25 de octubre de 1985, en una importante ceremonia que contó
con la presencia del Dr. Ramiro Matos, con quienes precisamente hicimos un
recorrido por los valles de Santa, Lacramarca y Nepeña, visitando los diversos
monumentos arqueológicos con los que cuenta nuestra provincia; recuerdo como si
fuera ayer, ese instinto para mostrarnos en una pampa en la que los demás no
veíamos nada, que a la altura de la panamericana Norte, a una altura de 80
m.s.n.m., detrás de la sub estación
eléctrica, habían vestigios, destacando tres edificios públicos, que en sus
interiores aparecían compartimientos de forma cuadrangular, que en cada uno de
ellos se apreciaba una poza circular, probablemente para fines de
almacenamiento del líquido elemento. Al noreste y ocupando casi la mitad del espacio
se distinguía un sector donde probablemente se desarrolló la vida cotidiana de
las mayorías. Freddy Loarte bautizó este Asentamiento como “Campana” e hizo
unos bocetos que yo incluí en mi libro “El Despertar de un coloso” en 1987. Freddy
había estudiado arqueología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Por esos años lo vi aportando también
sus conocimientos de sociólogo, obtenido en la Pontificia Universidad Católica
del Perú, en “Tierra Nueva”, una institución dedicada al estudio científico de
la realidad social, llegando a editar un boletín “Síntesis”, que aportaba
alternativas de solución a problemas de la región.
Alejandro Freddy Loarte Arteaga
(Huallanca – Ancash -1958) fue un aporte valiosísimo en esa etapa en que
Chimbote trataba de buscar su camino hacia el futuro por el lado más noble la
educación y la cultura, que era el talón de Aquiles en ese tiempo, había
estudiado Filosofía en el Seminario Teológico Santo Toribio, y tenía formación
militar como ex alumno del Colegio Militar “Ramón Castilla” de Trujillo. Para
mí, como director del INC Chimbote en aquel entonces, fue un refuerzo
extraordinario no sólo por los conocimientos que brindaba, sino por su calidad
humana que irradiaba, y su amistad que me honra y enaltece. Hoy ostenta una
Maestría en Política Internacional en la New School University de Nueva York.
Publicó dos libros: “Huallanca de
Huaylas – Una comunidad joven con historia antigua” (ensayo
historiográfico, 1982) y “Agnus del
pueblo” (novela, 1987).
Hoy, no me sorprende, por la
calidad y capacidad ya demostrada, que “VACAS
REBELDES – Recuerdo imaginados de un motín, 1972 - 1974” de Alejandro
Freddy Loarte Arteaga, ratifica y confirma que estamos ante un gran creador,
narrador de calidad, que inspirado en las experiencias vividas, las da forma y
estructura una estupenda novela de 450 p. terminada de editar en el mes de julio del
2012 por encargo de Ornitorrinco Editores.
El libro está estructurado en dos
partes, pero antes se puede leer Invitación
de un protagonista que firma Grillo; que empieza con “las órdenes se
cumplen sin dudas ni murmuraciones, y el lema “Disciplina, Moralidad y Trabajo”, que es el norte de los cadetes
en el Colegio Militar Gran Mariscal Ramón Castilla, de Trujillo; y que es el centro
principal donde se va a desarrollar la novela; continua A modo de prólogo, un análisis claro, preciso de Julio A. León,
escrito en Nueva York, en abril del 2012, en la que nos dice: “la novela se
cierra y se abre con el Epílogo y el Preludio, estableciendo una simetría que
combina muy acertadamente el presente de los hombres maduros y el pasado de los
adolescentes de la historia.
Una rebelión juvenil se convierte
en pretexto argumental con el que Loarte no solo hace un ejercicio de memoria
para registrar el pasado, sino, además, despliega una graneada artillería de
puntos de vista, reflexiones y discursos que hurgan en nuestra condición
humana.
Resaltando la célebre frase del
maestro Dr. Jorge Basadre, el historiador de la República, refiriéndose al Perú:
“Problema es, en efecto y por desgracia,
el Perú, pero también, felizmente, posibilidad”.
En el Preludio, hay una frase que destaco “Un amo que se subyuga a su perro, es otro perro”, refiriéndose a
su perro llamado Inkarri, que como bien sabemos, es el personaje central
de un mito andino post hispánico surgido en los andes peruanos. El mito de Inkarri narra con complejo simbolismo
la visión andina de la invasión y conquista española del Perú y plantea la
esperanza en la reconstrucción del Tahuantinsuyo destruida en el siglo XVI.
La Parte I consta de 8 capítulos, cuyos nombres son: Bajando al pasado, en el que rescato la
frase “El terremoto se tragó el tren, los políticos la plata, y nosotros
¡carajo! Seguimos jodidos!
En Tertulia en la Plaza de Armas, nos habla de “Julia era joven,
inteligente, y conocida por perseverar en sus propósitos. Su reputación entre
los cadetes de la Novena, es decir de los alumnos de quinto conocidos como las
vacas, la consiguió por mérito propio y merced a su angelical carisma.
El evangelio según Sophocleto;
el compañero chimbotano muerto en un accidente, describe su velorio y entierro
en el cementerio “Divino Maestro”. “La camaradería se puso de manifiesto bajo
el lema de que ¡nunca se abandona a un soldado caído! Aunque hoy esa frase ha
quedado en duda luego de los acontecimientos en el VRAE.; también se refiere
“La calva es como el tronco de los árboles, pero al revés. Cuanto menos pelo,
tanto más años han pasado por encima de uno”.
La piscina, el Wachake de Chan Chan; describe “las 30 hectáreas de
tierras donadas por la comunidad de Huanchaco en 1963 para la construcción del
glorioso Colegio Militar Gran Mariscal Ramón Castilla, se convertirán en
escenario del reencuentro”. También narra un pasaje en la que ingresa al mundo
mágico, en una noche del 6 de diciembre. “El portón que hasta entonces había
permanecido cerrado, comenzaba a abrirse de par en par ante los ojos
sorprendidos de los cadetes. Una luz radiante se deslizaba hacia el interior
como caracol dorado. Aquella luminosidad viviente que procedía de la ciudadela
de Chan Chan, empañaba sus ojos, y terminaba sumergiéndose como lagarto dentro
de las aguas de la calmada piscina”
En Cruzada tonta, describe un acontecimiento que denominaron “Solidaridad
con los pobres de Chimbote” y el problema que se vieron envueltos sus
principales gestores.
El repaso, una evocación a Julia, a la julia de hace cincuenta años
atrás.
Laboratorio, museo de historias; la taxidermia preserva la
existencia tridimensional de los animales.
¡Ama Sua, Ama Kella, Ama Llulla. “gritaban su orgulloso saludo,
mirando de frente hacia una imaginaria patria, desde el centro del aula, de
cara a los cadetes, y con su mano derecha apretando el corazón”.
La II Parte constituida también por 8 capítulos: El río suena, se preguntan ¿Vacas sin
cuernos?
¡Esperar llegar a ser vacas para
que nos traten como perros es una ofensa! Se refiere a los alumnos de quinto y
a los de tercero. “Sepan que ¡el ejército del sur no ganó la guerra!, ¡fuimos nosotros
los que la perdimos! Se iba acentuando el germen del motín que nos habla la
novela.
Los
generales en su laberinto, nos recuerda nombres conocidos de generales de
la Junta Militar de Gobierno presidido por el general E.P. Juan Velasco
Alvarado, en la década del setenta, como Aníbal Meza Cuadra, Fernández
Maldonado, Mercado Jarrín, De la Flor Valle, y la pugna por el poder con el
general Francisco Morales Bermúdez Cerruti.
La
ouija, la vinculación con el esoterismo, ¡Vengan a mí los espíritus de las
hormigas! Las lechuzas y los pacpacos chillaban de vez en cuando, al sentir a
los intrusos traspasando sus territorios. Aquí me hizo recordar algunos estupendos
libros que menciona y leí en mi juventud “El
tercer ojo” de Tuesday Lobsang Rampa, “El
mundo es ancho y ajeno” y “La
serpiente de oro” del escritor indigenista Ciro Alegría Bazán; antes en
capítulos anteriores había mencionado “El
zorro de arriba y el zorro de abajo”
del gran José María Arguedas, su vinculación con Chimbote.
Aguas agitadas, ¡La revolución está en peligro! “ni capitalista ni
socialista” términos muy comunes en la década del setenta. Su admiración por el
coronel Leoncio Prado y su gesto heroico “Hermanos de mi alma, hijos de mi
pueblo… morir por la patria es vivir en la inmortalidad de la gloria” firma
Pradito. ¿Quiere decir que quien escribió esa frase fue alguien que murió hace
casi cien años, cadete?
El
motín, Los perros se burlan y los chivos nos faltan el respeto. ¡Somos
Fuente Ovejuna! La supresión de los monitores y las consecuencias de irrespeto
a la autoridad habían alimentado un innecesario conflicto cuya maduración
preveía algún desenlace de insubordinación”. Frases como: “De lo que hagamos,
compañeros…, de este acto pequeño sin precedentes dependerá el destino del
colegio y su auténtica tradición militar”, va a ser la espina medular de esta
magnífica obra.
En los capítulos: Al día siguiente, Para ti Solís, no le digas a Nancy; Volviendo al futuro, se hace común leer apellidos conocidos de
chimbotanos como personajes de la novela: Hung Macahuate, Alberto Qwistgaard,
Noel Jamanca, Franco, Jorge Arroyo Guevara, Llorca, sobre todo Federico que
tiene un enorme parecido con el autor de “Vacas rebeldes”.
El sugestivo nombre de “Vacas
sagradas – Recuerdos imaginarios de un motín”, dedicado a su musa, a su corazón
lindo de Cristina Ciudad, vinculada a conocidas familias del Chimbote del ayer,
e Isabella Loarte Ciudad; refleja su profundo sentimiento de amor a la familia;
y que de una forma Isabella retribuye al plasmar con su arte el dibujo de la
sugestiva carátula y la ilustración de la p. 449 con la figura de Don Ramón
Castilla Marquesado, el Mariscal plebeyo.
Como corolario, esta magnífica
novela trata sobre un episodio de insubordinación protagonizada por los
estudiantes del Colegio Militar Ramón Castilla, en la ciudad de Trujillo el año
1974; describe una serie de acontecimientos narrados en forma amena, ágil,
esbozando conocimientos propios de la vida militar, lindando en la fantasía entremezclada
con la realidad; relatos diversos unidos por un cordón umbilical, la
experiencia de los cadetes ya maduros, que a través de cincuenta años mantienen
viva la llama de una efervescencia de juventud, sus primeras experiencias
amatorias, la intrepidez de una juventud que algunas veces rompen las normas
establecidas hasta lindar en situaciones extremas aunque premunidas de buenas
intenciones como el caso de la donación a los pobres de Chimbote.
Reconozco el talento de Alejandro
Freddy Loarte Arteaga, la técnica y calidad literaria utilizada y demostrada para
dar forma a esta magnífica novela “Vacas sagradas – Recuerdos imaginarios de un
motín”, que reconozco, aplaudo e invito a todos a leerla.
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